lunes, 27 de abril de 2009

De mañanas y pajaros - Segunda parte


No aclaraba aún, la idea siempre era ver cuando el sol aparecía.


Heló en la noche, pero despejado el cielo nos daba la idea que el abrigo iba a sobrar en cuanto se sintieran los primero rayos de calor.


Seguiamos yendo en dirección a San Miguel del Monte por aquel camino de tierra hasta que al fin vimos ese alambrado en chanfle tan particular que se perdía en sentido hacia la ruta tres a nuestra izquierda.


- Ahí es el molino; dijo el Tio.


Un molino que se encuentra dentro de aquel campo y al que en el tiempo en el que su salud se lo permitía el se arrimaba con sus tramperitas y aprovechaba para disfrutar de una jornada que además de fructífera en cuanto a la caza, lo era por la soledad y tranquilidad de aquel llano. Hoy es distinto, vamos a cazar a "El Molino", pero sin llegar a el, tan solo desde la ruta.


Ese almabrado pareciera el límite natural que se observa en Punta Rasa donde la salitrosa agua de mar jamás se mezcla con la del rio contenido en la Bahía de Sanbormbón formando una exacta linea fronteriza. A la vista el recorrido no nos trae muchos arboles, pero luego de ese alambrado, comienza nuestro lugar preferido, ese interminable monte de Alamos, altísimos, muy altos.


Una hilera interminable, una arboleda muy aromática y sonora.


Seguimos en el mismo sentido, llegamos hasta el pequeño entubado, lo pasamos y ahi a nuestra derecha esta "el arbol". Un lugar que siempre nos rinde, unico especímen que se observa a la margen derecha, enfrentando al gran muro de Alamos que tenemos a mano izquierda.


Es de noche todavía, esta fresco, es hora de preparar el mate.


(continuará)

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